El viaje al inframundo es un tema muy recurrente en las mitologías, sin embargo, esta visita no es un paseo por el parque. El inframundo es la tierra de los muertos y el acceso esta prohibido para los vivos, incluso en muchas ocasiones es hostil incluso para los muertos, dentro de este reino existen criaturas especiales, guardianes de las puertas, los cadeneros del inframundo, seres que prohíben la entrada a los vivos y todo aquel cuyo lugar no sea el inframundo, además, tienen el papel de castigar a quienes en vida fueron injustos y prohibir la salida de quienes ya forman parte del mundo de los muertos.
En la mitología griega, el Can Cerbero, era el guardián del Hades. Fue engendrado por los monstruosos dioses Tifón y Equidna, cuando apenas era un cachorro fue tomado por el dios Hades para resguardar su reino. El perro recibía las almas de los muertos postrado sobre las puertas del inframundo y se le dio la tarea de devorar a los vivos que desearan atravesar y castigar a los muertos que quisieran escapar.
Aunque cerbero realizaba un buen trabajo la mayor parte del tiempo, la verdad es que varias veces lograron burlar su vigilancia. Orfeo lo puso a dormir con la música de su arpa, Eneas realizo la misma hazaña con ayuda de un somnífero, Heracles logro pasar hasta la sala del trono de su amo e incluso lo venció con sus manos para concretar el último de sus trabajos.
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En la mitología mexica, dentro del primer nivel del Mictlán, Existía una criatura temible, dentro de las oscuras y turbias aguas del río Apanohuacalhuia, Xochitónal, una deidad menor que custodiaba la entrada al reino de los muertos, descrito con la forma de una enorme iguana o como un cadáver putrefacto, con el cráneo de lagarto y una larga lengua bífida.
La feroz criatura asechaba a los muertos, todos aquellos que fallecían de muerte natural tenían que buscar la forma de evadirla. La manera más sencilla de atravesar el río era con la ayuda de un perro xoloitzcuintle, pues estos ahuyentaban a la bestia y ayudaban a los muertos a cruzar las tempestuosas aguas, por desgracia, solo aquellos que en vida fueron amables con los perros recibían la ayuda de estos canes, los menos afortunados tenían que sufrir el tormento de Xochitonal.
Dentro del hinduismo, Yama, es el dios hindú de la muerte y la justicia, es el responsable de impartir la ley y el castigo a los pecadores dentro del Naraka, el equivalente al infierno en el hinduismo. Yama también juzga las almas de los muertos y dependiendo de sus acciones, las asigna al reino de los Pitris, al Naraka o lo envía a renacer en la tierra.
Es uno de los Lokapalas, los guardianes de los reinos, designado como protector de la dirección sur. Sostiene un lazo de cuerda en una mano, con el que se apodera de la vida de las personas que están a punto de morir. Tiene dos perros, llamados Sharvara y Shyama, ambos están destinados a localizar a aquellos que están a punto de morir y proteger el camino hacia el reino de Yama.
En la mitología nórdica encontramos al guardián del Helheim, Garm, una bestia mitad perro y mitad lobo, famoso por ser una de las bestias más aterradoras y poderosas de los mitos nórdicos. Este ser habita en la entrada al inframundo, encadenado a Gripahell, la roca aulladora, detrás de la cual se oculta la bestia y atacaba a todo aquel que intentara cruzar.
Para pasar ileso hasta el reino de Hela, la única forma era apaciguar al monstruoso perro, hazaña que solo se lograba ofreciéndole pan de Hel, desafortunadamente este pan era entregado únicamente a aquellos que en vida ofrecieron pan a los necesitados.
En la mitología etrusca, la Culsu, era una furia alada con dos cabezas, personificación de la venganza. Muchos también le consideraban un demonio femenino. Esta criatura vigila sobre la puerta de entrada del inframundo y anunciaba la muerte de los hombres, además, castigaba a los muertos que en vida fueron perversos, desgarrando sus cuerpos y almas luego de que estos atravesaban las puertas.
Sus atributos principales eran una antorcha y un par de tijeras, simbolizando la definitiva ruptura con el mundo de los vivos al cruzar el portal que custodia.
Como ya hemos visto en videos anteriores, el Mictlán estaba conformado por diversos niveles. En el séptimo, conocido como Teyollocualoyan, "lugar donde se come el corazón de la gente", se encuentran multitud de guardianes que impiden el paso.
Estos eran feroces jaguares, comandados por Tepeyóllotl, dios de las montañas y los ecos y señor de los jaguares al encontrarte en este plano era muy fácil salirse del sendero, un error mortal, pues fieras salvajes abrían los pechos de los muertos para comerles el corazón.
Al inicio de este video ya hablamos de la mitología griega, pero en esta cultura hay un lugar más oscuro que el mismo Hades, el lugar más profundo del inframundo, una cárcel para los peores seres de la existencia, el Tártaro, donde habitaba la temible Campe, la carcelera de Cíclopes y Hecatónquiros, una divinidad aberrante, un monstruo híbrido descomunal, con cuerpo de mujer, pero la mitad inferior de un dragón.
Todo su cuerpo estaba cubierto de escamas, su cabello estaba hecho de serpientes y de sus patas de dragón surgían un millar de colas reptantes, en torno a su cuello florecían cincuenta cabezas de diversas fieras, como leones y jabalíes, desde lo alto de la espalda emergía una afilada cola de escorpión y se dice que cuando marchaba a la batalla blandía huracanes y tormentas.
Crono le encargó a vigilar el Tártaro, donde tras castrar a su padre, mantuvo encarcelados a los Cíclopes y Hecatónquiros. Fue derrotada por Zeus, quien la destruyo con el fin de liberar a los Cíclopes y Hecatónquiros, y así inclinar la balanza de la guerra a su favor.