En la mitología sumeria y a acadia, Ninurta, también conocido como Ningirsu, era el dios de la agricultura, la curación, la caza, las leyes, los escribas y la guerra. También era patrono de las ciudades de Nippur y Girsu. Conformaba una de las trinidades divinas junto a su padre Enlil y su madre Ninlil. Su nombre se puede traducir como "Señor del Arado", razón por la que se le relacionaba con el arado, el rayo, y las tormentas e inundaciones de primavera.
Ninurta es el dios mesopotámico que aparece en la mayor cantidad de mitos, solo por detrás de la diosa Inanna. En el poema sumerio Lugal-e, también conocido como "Las hazañas de Ninurta", se nos cuenta como el temible demonio Asag estaba causando enfermedades y envenenando los ríos. Sharur, la maza divina de Ninurta, lo insto a enfrentarse al demonio. Hacerle frente a Asag no era tarea fácil, pues el demonio estaba protegido por su ejército de guerreros de piedra, no obstante, este no fue problema para Ninurta, quien fue en busca del demonio, al encontrarlo, Ninurta devasto al ejército de piedra con su poderosa maza, al que convirtió en inerte grava y luego se enfrentó a Asag, quien intentaría atacar al dios, pero Ninurta le dio muerte con un solo golpe de su maza.
Tras su victoria, Ninurta reorganizo el mundo, utilizo la grava de los guerreros de piedra a los que derroto para crear las montañas, las diseño con el fin de hacer que los arroyos, lagos y ríos fluyeran hacia el Tigris y Éufrates, volviéndolos a su vez útiles para el riego y la agricultura. Entonces, del cielo descendió Ninlil, la madre de Ninurta, para felicitarlo por su victoria, agradecido, Ninurta consagro la montaña más grande a su madre y la renombro como Ninhursag, que significa "Señora de la Montaña". Tras esto, el dios regreso a Nippur, donde fue celebrado como un héroe. Este mito combina el papel de Ninurta como deidad guerrera con su papel como deidad agrícola.
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En el mito babilónico de Anzu y Las Tablillas del Destino, se narra que Enlil otorgo a Anzu, un pájaro gigantesco y monstruoso, la posición de guardián de su templo, su trabajo consistía en resguardar las Tablillas del Destino, sin embargo, Anzu traiciono al dios del viento y robo las tablillas, arrebatándole su autoridad. En consecuencia, los ríos comenzaron a secarse y los dioses fueron despojados de sus poderes. Para resolver tan cruenta dificultad, las divinidades enviaron a los dioses Adad, Gerra y Shara a derrotar a Anzu, pero todos fallaron. Finalmente Enki propuso enviar a Ninurta, pues sus habilidades para la batalla eran las mejores, el valiente dios acepto y se dirigió en busca de la bestia.
Al encontrarse con Anzu, Ninurta saco su arco y disparo sus flechas a la bestia, sin embargo, las tablillas tenían el poder de invertir el tiempo y Anzu utilizo este poder para hacer que las flechas de Ninurta se deshicieran en el aire y volvieran a sus componentes originales. Ninurta pidió ayuda al viento del sur, que soplo tan fuerte que arranco las tablillas a Anzu, ahora desprotegido, Ninurta lo acribillo con sus flechas y lo remato arrancándole sus alas, dando fin a la temible bestia. El dios Dagan anuncio la victoria de Ninurta a los otros dioses, y como recompensa por su hazaña se le otorgo un puesto en el consejo de los dioses. Inmediatamente después, Enlil envió al dios mensajero Birdu para pedirle a Ninurta que le devuelva las tablillas y aunque en un principio se niega termino por regresarlas a su padre.
Ninurta aparece en varios mitos más, sin embargo, estos se encuentran incompletos. El mito de Ninurta y la tortuga, es un fragmento de lo que originalmente fue una composición literaria mucho más larga. En él, se narra cómo después de derrotar a Anzu, Ninurta es honrado por Enki en Eridu, no obstante, el dios de la magia percibió los pensamientos de Ninurta, quien se sentía sumamente poderoso y orgulloso de sus proezas, tanto que cree que debería ser él quien gobernara, por ello Enki crea una tortuga gigante, que coloca detrás de su sobrino, la tortuga mordió el tobillo de Ninurta y mientras el heroico dios luchaba por soltarse, la tortuga cabo un agujero en el que ambos cayeron.
Enki se regocijo por la derrota de Ninurta y a partir de aquí tenemos diversas interpretaciones: En una se cree que Ninurta simplemente acepto su posición humildemente, mientras que en otra se cree que el dios incluso pereció junto a la tortuga. Sea cual sea el caso, Enki frustro el complot de Ninurta para tomar el poder.
En otro relato, Ninurta dejo el templo de Ekur en Nippur para viajar al Abzu en Eridu. En Eridu, Ninurta se reunió en asamblea con los dioses An y Enki y este último le otorgo el yo, uno de los decretos divinos, para que sea suyo de por vida.
El mito de los Héroes Muertos se alude en muchos textos, pero nunca se conserva en su totalidad. En este mito, Ninurta debió enfrentarse a diversos oponentes, descritos como "extrañas deidades menores", como el carnero salvaje de seis cabezas, el rey de las palmeras, la serpiente de siete cabezas y la mujer pez Kulianna. Se cree que esta historia de sucesivas pruebas y victorias puede haber inspirado la leyenda griega de los Doce Trabajos de Heracles.
Ninurta fue adorado en Mesopotamia por los antiguos sumerios. Su principal centro de culto fue el templo de Eshumesha en la ciudad-estado sumeria de Nippur, donde fue adorado como el dios de la agricultura e hijo de Enlil. En tiempos posteriores, la reputación de Ninurta como un guerrero feroz lo hizo inmensamente popular entre los asirios. Siendo de esta manera adorado tanto como dios de la agricultura como de la guerra.
Ninurta es representado como un hombre alado, barbado, grande y musculoso, que cargaba siempre con un un arco, una lanza y una maza mágica. Se le solía mostrar casi siempre luchando con la temible Anzu.
Ninurta poseía diversos poderes que parecerían opuestos, pues como divinidad de la agricultura, podía hacer crecer las cosechas, trazar la afluencia de los ríos, hacer fértil la tierra y curar enfermedades. Mientras que su aspecto de la guerra era un ser formidable para la batalla, capaz de ahuyentar y destruir demonios, era un magnifico y poderoso guerrero. Manejaba diversas armas, como el arco cuyas flechas parecían relámpagos, al igual que su lanza cuando golpeaba con ella, pero su arma favorita era su maza mágica, conocida como Sharur, que poseía un enorme poder destructivo e incluso podía hablar y convertirse en león alado para ayudar al dios en sus batallas.