Uno de los mitos más extendidos por todo el mundo y a la vez de los más antiguos es el del diluvio universal. La mayoría conocemos la historia por el relato contenido dentro del Génesis en la biblia, pero este relato de un diluvio ha sido parte de varias culturas a lo largo de la historia de la humanidad. Por lo general, se presenta como un castigo divino, enviado para limpiar la maldad en el mundo y acondicionar la Tierra para el renacimiento, dándola a los justos y fieles como herencia.
En Mesopotamia varias culturas tenían su propia historia del diluvio universal. Sumerios, acadios y babilonios ya hablaban de un diluvio universal antes que cualquier otra cultura conocida. Estos pueblos dejaron escritos sus relatos en tablillas, todas cuentan básicamente la misma historia: El dios supremo Enlil estaba decidido a destruir a la humanidad porque le resultaba molesta y ruidosa.
Envió sequías, plagas y hambrunas para exterminarlos y en última instancia decidido inundar el mundo. Sin embargo, Ea, también conocido como Enki, advierte a un humano para que construya un barco en el que debe llevar a su familia, animales y semillas, este hombre es el equivalente de Noé, los sumerios lo conocían como Ziusudra, los babilonios como Utnapishtim y los acadios le llamaban Atrahasis. Llegado el día del diluvio toda la humanidad perece, excepto Utnapishtim y sus acompañantes.
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En la tradición judeocristiana, el diluvio se narra en el Génesis, donde se cuenta cómo Noé construyó un arca en la que salvó a su familia y también tomó de siete en siete, el macho y su hembra, y de toda bestia que no es limpia solamente dos, el macho y la hembra. Debido a la maldad del hombre, Dios decidió enviar el diluvio para limpiar el mundo y así unos pocos justos podrían comenzar nuevamente.
“Viendo Yahveh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal. Le pesó a Yahveh el haber hecho al hombre en la Tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo Yahveh: Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado, desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo porque me pesa haberlos hecho”.
Dios, hastiado de la perversión humana, le dijo a Noé: He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he aquí que voy a exterminarlos de la tierra. Luego le indico como debía construir un arca y por último le dijo:
“Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra perecerá. Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra”.
La Gran Inundación de Gun-Yu, también conocida como el mito Gun-Yu, es la versión china del gran diluvio, fue una gran inundación que se prolongó durante al menos dos generaciones causando tormentas y hambrunas. Para sobrevivir, la gente abandonó sus hogares para vivir en la parte alta de las montañas.
La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Zeus, quien había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos supervivientes de la extinción. En este caso fue Prometeo quien advirtió a su hijo Deucalión para construir una embarcación.
El diluvio fue ocasionado por el Viento Austro. Al terminar el diluvio, y una vez que se secó la tierra y las aguas retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis, pues Apolo aún no había nacido.
En el hinduismo, el diluvio universal se cuenta dentro de la historia de Matsia, uno de los avatares de Vishnu. Se cuenta que el Matsia con la forma de un pequeño pez fue encontrado y cuidado por Manu, el primer hombre, quien desempeñaría un papel muy similar al de Noé.
Matsia, finalmente se revelo ante Manu como Vishnu, le advirtió que se acercaba el diluvio y por último le pidió construir un arca para albergar a su familia, siete sabios y nueve tipos de semillas y animales, para repoblar el mundo una vez que cesara el diluvio y las aguas dejaran libre la tierra. Cuando callo el diluvio, Matsia emergió de las aguas para guiar a Manu y su barca hasta las montañas Malaya, desde donde Manu y sus acompañantes repoblaron la tierra.
En las tradiciones del pueblo mapuche, igualmente existe una leyenda sobre la inundación del hogar de este pueblo o del planeta, dicho evento sucedió cuando dos serpientes lucharon, estas eran llamadas Tren Tren Vilu y Caicai Vilu. La primera era la protectora de los hombres y la otra enemiga de la humanidad. Cuenta la leyenda que un día las personas fueron advertidas por la culebra amiga Tren Tren Vilu que la culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde solo unos pocos concurrieron.
Producida la inundación, a medida que las aguas subían Tren tren vilu elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces y rocas. Así fue cómo se salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que se habían refugiado.
Los k’iche’s uno de los pueblos mayas, tienen una leyenda que narra como la inundación fue producida por Uk’u’x Kaj, el corazón del cielo a fin de destruir a la raza de hombres de madera.
Semejante al anterior, los nahuas cuentan que los humanos de la era anterior a la nuestra fueron destruidos por un diluvio creado por la diosa Chalchitlicue.
También en América, según la mitología inca, en su primer intento de crear a la humanidad, Viracocha creó a seres gigantes que no lo reconocieron como su creador y, por ende, se rebelaron contra él. Como castigo, Wiracocha destruyó a los gigantes con una gran inundación, y dos personas repoblaron la Tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes sobrevivieron en cuevas selladas.
En el lago Titicaca, donde habita un grupo de indígenas conocidos por el nombre de urus, existe una leyenda local que dice que, después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca donde se vieron los primeros rayos del Sol.
Para los Kawesqar, de Tierra del Fuego, una gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para regalarle una buena comida a su novia, a una nutria que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego son ellos los encargados de repoblar la tierra.
Según una tradición de los taínos del Caribe, Yukiyu o Yukahua, "dios", creó una gran inundación, de la cual se dice que se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.
La Mitología guaraní sostiene que durante el tiempo conocido como "Yvy tenonde" (primera tierra), los hombres y los dioses convivían libremente en ésta con abundancia y no existían enfermedades o penurias hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo. Este hecho fue castigado ejemplarmente con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó aquella tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial.
Ñamandú, dios principal de los guaraníes, decidió crear entonces una segunda tierra, aunque imperfecta. Los sobrevivientes del diluvio pasaron a habitar esta tierra donde ahora existe la enfermedad, los sufrimientos y la muerte. Desde entonces los hombres habitantes de la "nueva tierra", conocida como Yvy Pyahu están condenados a la eterna búsqueda de aquella primera tierra perdida que llaman: "Yvymara'neỹ" (Tierra Sin Mal).