Ithaqua (Lovecraft)

¿Quién es Ithaqua?

Ithaqua, conocido como el que camina con el viento y el dios de la nieve, es un dios Primigenio de la mitología lovecraftiana.



Historia

Ithaqua aparece en entornos fríos del norte, en especial en medio de unos círculos de piedra trazados por sus cultistas. Si atrapa una víctima, la recubre con un capullo gélido que provoca un estado de congelación y, enseguida, la deja caer desde las alturas.

Ithaqua mitología

Video de Ithaqua

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Es posible romper la crisálida y salvar a quien está dentro, pero debe hacerse rápidamente, pues estas personas no suelen sobrevivir, pues mueren tras pocos minutos debido a la congelación.

Se ha informado de avistamientos de esta criatura en él norte de América y en el Ártico, no obstante, se cree que actualmente es en el Ártico donde merodea en busca de exploradores incautos para acabar con ellos.


Culto

El culto a Ithaqua es muy pequeño, pero es muy temido en el norte de América. Los temerosos habitantes de Siberia y Alaska hacen sacrificios para que Ithaqua se apacigüe. Los que se unen al culto se benefician de la capacidad de ser inmunes a las bajas temperaturas, y también, suelen obtener el poder suficiente para utilizar a los Shantaks, criaturas de las tierras del sueño, convirtiéndolos en sus sirvientes.


A menudo Ithaqua intentan poder reproducirse con mujeres para así dejar descendencia y expandir su poder mediante sus hijos, de esa manera intentara conquistar el universo. Otros especulan que Ithaqua desea perpetuar su especie para calmar su amarga soledad, pues él es el único de su especie, sin embargo, ninguno de sus hijos a sobrevivido.

Ithaqua dios primigenio

Leyenda

A continuación, les presento una pequeña historia no canónica:

En un remoto pueblo del norte de Canadá, donde el sol apenas se asomaba durante los meses de invierno, los habitantes vivían bajo la sombra de una antigua leyenda. Los ancianos contaban historias sobre una criatura que caminaba sobre el viento, una sombra inmensa que aparecía cuando la nieve caía más densa y el viento aullaba con más fuerza. Nadie había visto a Ithaqua y vivido para contarlo, o al menos, eso se decía.

Aleksei era un joven cazador, conocido por su valentía y su falta de superstición. No temía a las leyendas de los ancianos y estaba decidido a demostrar que no había ningún monstruo en las tormentas. Una noche, cuando la ventisca golpeaba con furia, Aleksei tomó su rifle y salió al bosque, decidido a cazar cualquier cosa que se cruzara en su camino.

La nieve caía, creando una cortina blanca que dificultaba la visión. Aleksei caminó durante horas, sus huellas desapareciendo casi al instante, tragadas por la nieve que seguía cayendo sin tregua. Sin embargo, a medida que avanzaba, comenzó a notar algo extraño: el viento, que normalmente aullaba entre los árboles, parecía llevar consigo un susurro, una voz casi imperceptible que murmuraba su nombre.


Aleksei se detuvo, agudizando el oído. El susurro se hacía más claro, resonando en su mente como un eco lejano. Al principio, pensó que el viento le estaba jugando una mala pasada, pero entonces lo vio. A lo lejos, entre los árboles, una figura gigantesca se perfilaba contra el cielo nublado. Era más alta que los pinos, con extremidades delgadas y alargadas que se movían con una gracia antinatural, como si el viento mismo la guiara.

Ithaqua Lovecraft

El corazón de Aleksei se aceleró. Levantó su rifle, pero sus manos temblaban. La criatura giró su rostro hacia él, o lo que parecía ser su rostro: una sombra sin rasgos, oscura y profunda como la noche eterna. El susurro se volvió un rugido en su mente, una voz que le hablaba en un lenguaje que no podía comprender, pero que llenaba su ser de un miedo primitivo.

El viento se intensificó, arrastrando consigo un frío que parecía penetrar hasta los huesos. Aleksei sintió que sus fuerzas lo abandonaban, sus piernas flaqueaban y cayó de rodillas en la nieve. La criatura comenzó a acercarse, sus pasos eran silenciosos pero imponentes, como si el suelo mismo temiera perturbarla. Con el último vestigio de fuerza, Aleksei apuntó su rifle y disparó. El sonido se perdió en el rugido del viento, y cuando bajó el arma, la criatura ya no estaba.

Solo quedaba el viento, aullando en su soledad, llevando consigo el eco de una risa oscura y siniestra. Aleksei nunca regresó al pueblo. Al día siguiente, cuando la tormenta cesó, los aldeanos encontraron su rifle en la nieve, pero no había rastro de él. Solo unas huellas gigantescas que se desvanecían en la distancia, llevadas por el viento.

Desde entonces, las noches de tormenta en el pueblo eran recibidas con un silencio reverente. Los ancianos murmuraban plegarias a la oscuridad, y los cazadores nunca volvían a salir cuando la nieve caía y el viento susurraba sus secretos.


Aspecto

Su apariencia es la de un horrible gigante con una forma más o menos humana y de brillantes ojos. Ithaqua también suele mostrarse como un gigantesco cúmulo de nieve dominado por dos ojos rojos, pero también puede adoptar un aspecto humanoide.




Ghroth

El Precursor.

Ghatanothoa

El Petrificador.

Daoloth

El Rasgador del Velo.