En la mitología japonesa, Izanagi e Izanami eran una pareja divina de dioses, además hermano y hermana, ambos serian sumamente relevantes en la historia de su mitología, pues serian ellos dos quienes formarían el mundo y las islas de Japón, también nacerían de ellos muchos kami de enorme importancia, su historia se encuentra narrada en los textos del Kojiki. Los dos esposos son considerados dioses de la creación, pero Izanami también lo es de la muerte, ambos son llamados Izanagi-no-mikoto e Izanami-no-mikoto, que significa "el hombre que invita" y "la mujer que invita".
Luego de que los primeros dioses, los Kotoamatsukami, bajaran del Takamagahara y de que nacieran los Kamiyonanayo, las siete generaciones divinas, estas se pusieron de acuerdo en que la pareja más joven y última generación hasta el momento debía encargarse de dar forma y estructura al caos que era el mundo en ese momento.
Para ayudarlos en su ardua tarea, los dioses mayores entregaron a la joven pareja una lanza llena de joyas conocida como Ama no Nuboko, que significa "lanza celestial", Izanagi e Izanami se dirigieron hasta el Ama no uki hashi o "puente celestial", el cual unia el Takamagahara con la tierra, los dioses observaron desde el puente la masa incipiente de abajo, sin saber cómo podrían comenzar con su tarea, se les ocurrió retirar el caos con la lanza, de manera que introdujeron la punta y mezclaron la materia, hasta que se formó el agua salada, al retirar la lanza, de su extremo se derramo una gota que cayó sobre la agitada mezcla y esta creo la isla Onogoro. La pareja descendió del cielo a la isla y se establecieron en ella.
En la isla construyeron un altar conocido como Yashidono, este tenía una enorme columna celeste llamada Ama-no-mi-Hashira o "Sagrado Pilar del Cielo" y alrededor de la columna levantaron el palacio Yahirodono o "Palacio de las Ocho Medidas". Una vez establecidos en su nuevo hogar, la pareja decidió que era hora de formar una familia, realizaron un ritual de matrimonio, el cual consistía en rodear el pilar sagrado, Izanagi fue hacia la izquierda e Izanami a la derecha, al encontrarse en el otro extremo, Izanami no pudo soportar las ganas de saludar a su amado e inmediatamente exclamó: "¡Qué joven tan bueno!" a lo que Izanagi respondió: "¡Qué hermosa jovencita!", pero Izanagi no sabía si había sido correcto que su amada le hablase primero.
Tenemos para ti el mito de los kami Izanagi e Izanami dioses de la creación.
Luego de tener un tiempo de ser un matrimonio, Izanami dio a luz a un niño sin extremidades ni huesos, lo llamaron Hiruko, cuyo significado es, "niño sanguijuela". Los dioses tomaron al recién nacido y lo colocaron sobre un pequeño bote hecho con juncos y lo abandonaron a la deriva para flotar hacia su melancólico destino. La pareja intento una vez más, pero de nuevo su descendencia no fue satisfactoria, pues les nació una vez más un ser deforme al que llamaron Awashima o "isla de espuma". Estos dos hijos debido a su deformidad e incapacidad de subsistir no fueron considerados dioses e hicieron pensar a sus padres que habían hecho algo mal.
Abatidos, Izanagi e Izanami decidieron buscar ayuda, regresaron al cielo y buscaron consejo con las demás deidades, estas les dijeron que el problema
estaba en que la mujer hablo primero durante el ritual, confirmando las sospechas de Izanagi, explicaron que no era natural que la pareja femenina tomara la iniciativa,
siendo la razón por la que su descendencia nacía deforme. Ya con este conocimiento, el par volvió a su palacio y rodearon una vez más el pilar, pero esta vez, al encontrarse,
Izanagi saludo primero a su esposa y ella respondió apropiadamente.
Al paso del tiempo Izanami dio a luz a las Oyashimakumi, "Tierra de las Ocho Grandes Islas". Estas eran Awaji, Shikoku, Ogi, Tsukushi, Iki, Tsushima, Sado y Yamato.
Ahora que Izanami había dado a luz a la tierra, se dispuso a engendrar a los kami que le darían forma, de su vientre naceria el kami del mar, del viento, de los árboles, montañas y demás manifestaciones naturales, sin embargo, al nacer Kagutsuchi, dios del fuego, Izanami ardió en las llamas de su hijo hasta la muerte, Izanagi intento salvarla, pero le fue imposible lograrlo, del cuerpo inerte de la diosa brotaron dos nuevos kami, la muerte y el dolor.
Izanagi, lleno de tristeza rompió en llanto y de sus lágrimas nacieron más kamis, tras su aflicción vino una enorme furia, el dios tomo su espada Ame-no-Ohabari, la "Espada celestial afilada en ambos lados" y asesino a Kagutsuchi partiéndolo en ocho pedazos, de la sangre derramada del recién nacido brotaron otros dioses y de los pedazos nacieron los ocho volcanes de Japón. Tras mucho tiempo llorando a su esposa, Izanagi no pudo superar su muerte, así que se decidió a partir hasta el Yomi, el inframundo o tierra de los muertos, para traer a su amada de vuelta, el dios recorrió un peligroso y arduo viaje hasta llegar a una gran mansión custodiada por demonios, Izanagi logro burlar a los guardias entrando por una puerta trasera y dentro, por fin encontró a Izanami.
Al rencontrarse ambos no pudieron ocultar su felicidad, Izanagi suplico a Izanami volver al mundo junto a él, pero ella le respondió tristemente que ya no era posible, pues desafortunadamente ya había consumido los alimentos del Yomi, sin embargo, ante la suplica del hombre, la mujer acepto acudir a las deidades regentes del Yomi para preguntarles si podía volver junto a él, antes de marcharse Izanami le pidió a su esposo que prometiera no seguirla y esperar pacientemente su regreso, Izanagi acepto, desafortunadamente no tenía idea de lo mucho que su amada tardaría en regresar, la espero durante todo un día, pero ella no regresaba, angustiado y desesperado Izanagi decidió entrar nuevamente a buscarla dentro de la mansión, encendió una pequeña antorcha con uno de los dientes de su peine y comenzó a buscarla.
La mansión estaba en total oscuridad e Izanagi apenas podía ver con la tenue luz de su antorcha, camino por los largos pasillos hasta que tropezó con un cadáver, se trataba del cuerpo descompuesto y podrido de su esposa, de su cuerpo putrefacto aún estaban brotando algunos kami recién nacidos, horrorizado, Izanagi salió corriendo del lugar, su esposa enfureció por la traición de su marido, pues había faltado a su promesa, Izanami ordeno a multitud de monstruos y demonios asesinar a su marido, pero Izanagi logro vencerlos y escapar, además encarcelo a su mujer y a los monstruosos seres del inframundo, sellando la entrada al Yomi con una enorme roca.
La mujer no pudo seguir a su marido, pero logro que su maldición llegara hasta sus oídos, le dijo: "por tu traición cada día matare a mil humanos", a los que Izanagi respondió: "De ser así, hare que nazcan mil quinientos". Desde entonces Izanami paso a ser Yomotsu-o-kami, "la diosa de los muertos". Mientras Izanagi regresaba derrotado, encontró un manantial de aguas termales, donde se bañó para purificar su cuerpo cubierto de la esencia de la muerte. Al lavar su ojo derecho nació Amaterasu, kami del sol, al continuar con su ojo izquierdo nació Tsukuyomi, kami de la luna y de su nariz nació Susanoo, kami del trueno. Estos tres serian nombrados por su padre los gobernantes del cielo y la tierra.
Izanagi es un hábil y poderoso guerrero, maneja la espada y la lanza de manera sublime, es capaz de aniquilar multitud de demonios por sí solo, blande poderosas y míticas armas mágicas capaces de aniquilar a otros kami y demonios. Izanami no es una guerrera, pero al convertirse en regente del inframundo comanda a un casi infinito ejército de muertos, demonios y kami oscuros, además de poder sobre la muerte. Ambos dioses son capaces de engendrar seres de inmenso poder.