Amatsu-Mikaboshi (Mitología Japonesa)


¿Quién es Amatsu-Mikaboshi?

Amatsu-Mikaboshi es una deidad enigmática y oscura de la mitología japonesa. En algunos relatos, se le describe como una entidad maligna o un dios del caos que existía antes de la creación del mundo. Sin embargo, no se le considera uno de los dioses principales que participaron directamente en la creación o la formación del universo según los textos como el Kojiki o el Nihon Shoki.



Nombre

El nombre de Amatsu-Mikaboshi se puede traducir como "Augusto Señor de la Estrella Celestial", pues hace referencia a "la estrella celestial", aunque, paradójicamente, se le asocia más con el caos y la oscuridad que con la luz celestial. Por lo que, también se le conoce como "el Dios de la Estrella Oscura" o "Dios de la Oscuridad Primordial".

Amatsu-Mikaboshi mitología

Sin embargo, su nombre original en la mitología japonesa es "Ame-no-Kagaseo", nombre con el que aparece citado en algunos textos antiguos y, aunque se le considera una deidad oscura o del caos, su figura no tiene un papel central en la narrativa mitológica japonesa.

En esencia, Ame-no-Kagaseo es su nombre más antiguo, mientras que Amatsu-Mikaboshi es una designación más descriptiva y tardía que se le ha otorgado, principalmente para referirse a su naturaleza como una deidad vinculada al caos y la oscuridad.


Video de Amatsu-Mikaboshi

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Aunque Mikaboshi no es una deidad que aparezca de manera prominente en los mitos, sí está relacionado con las etapas primordiales del cosmos, estando presente durante el caos previo a la organización del universo por los dioses. Interactuando directamente con las “Siete Generaciones Divinas”, los Kamiyonanayo. Desde Kuni-no-tokotachi-no-kami y Toyo-kumo-no-no-kami, hasta Izanagi e Izanami.

Sin embargo, como ya les he mencionado, sus menciones en los mitos son apenas vagas, y se deben más a la interpretación. Por ejemplo, cuando los kami del cielo decidieron conquistar el plano terrenal para establecer orden, en algunas versiones, Amatsu-Mikaboshi es incluido como un enemigo de los kami celestiales, oponiéndose a la expansión del orden divino en la Tierra.

Se cree que el poderoso dios Takemikazuchi fue enviado a someter a los kami terrenales más fuertes, y que Mikaboshi fue el último dios rebelde al que tuvo que enfrentar y quien represento un mayor desafío, complicando la misión de Takemikazuchi.


La Conquista de la Tierra: El Enfrentamiento entre Amatsu-Mikaboshi y Takemikazuchi

Desgraciadamente no tenemos registro de esta batalla, pero he preparado para ustedes lo que podría haber sido el encuentro entre estas dos deidades, basándome en el imaginario de la mitología japonesa y la simbología asociada a ambas deidades:


Hace milenios, cuando los cielos y la tierra aún se debatían entre el caos y el orden, los dioses celestiales descendieron para someter el reino terrenal, conocido como Ashihara no Nakatsukuni, y establecer su dominio. Entre ellos, el gran guerrero Takemikazuchi, dios del trueno y de la espada, fue elegido para liderar la campaña. Su misión: someter a los kami rebeldes que habitaban la tierra y traían consigo el desorden.

Amatsu-Mikaboshi dios japones

Sin embargo, no todos los dioses terrenales se inclinarían ante el mandato de los cielos. En las sombras más profundas del cosmos, donde la luz apenas llegaba, aguardaba una fuerza más antigua y primordial que cualquier kami terrestre: Amatsu-Mikaboshi, el dios del caos primordial, la Estrella Oscura. Él era el último vestigio del desorden que gobernaba antes de la llegada del orden divino.

Takemikazuchi descendió al mundo de los mortales, blandiendo su espada celestial, Futsunomitama, y con cada paso, la tierra temblaba bajo su poder. Los dioses menores cayeron a sus pies, uno tras otro, hasta que no quedó sino el silencio, roto solo por un viento oscuro que parecía murmurar un nombre prohibido.

En lo profundo del bosque, bajo un cielo ennegrecido por nubes inquietas, apareció Amatsu-Mikaboshi, con su figura envuelta en sombras que se retorcían como serpientes de humo. No tenía una forma fija: su cuerpo era una silueta amorfa, compuesta de pura oscuridad, como si fuera la noche encarnada. Sus ojos brillaban como estrellas lejanas, cargados de antiguas memorias del caos que precedió a la creación.

—Takemikazuchi, guerrero del cielo, ¿vienes a imponer el falso orden de los dioses? —La voz de Amatsu-Mikaboshi resonó como un eco en la mente de Takemikazuchi, como una cacofonía de voces que parecían venir de todas partes.

El dios del trueno no respondió con palabras. En su lugar, alzó su espada, cuya hoja brillaba con la luz pura del relámpago, y la descargó contra la figura oscura. Pero Amatsu-Mikaboshi no era un adversario común. Con un simple gesto, el caos que encarnaba se manifestó. El suelo bajo Takemikazuchi comenzó a agrietarse, y sombras densas surgieron de la tierra, enroscándose alrededor del dios guerrero como serpientes vivientes.


Intentaron ahogar la luz de su espada, pero Takemikazuchi, con un grito que resonó como el trueno, liberó una oleada de energía que hizo temblar el aire. Las sombras retrocedieron, pero la forma de Mikaboshi se dispersó y luego se reformó en el viento, como si no pudiera ser destruido. —Yo soy el caos eterno, el que existía antes que tu orden —susurró Mikaboshi—. Tu luz no puede apagar mi oscuridad, pues soy la noche antes del amanecer.

Amatsu-Mikaboshi dios del caos

Takemikazuchi sabía que no podía destruir a una entidad tan primordial, pero también sabía que su misión no era erradicar el caos, sino someterlo.Con una velocidad cegadora, lanzó un segundo ataque, esta vez con la espada dirigida al corazón de las sombras. El filo de Futsunomitama brilló como el relámpago al cortar el aire, y en ese momento, un destello de poder divino atravesó las sombras de Mikaboshi.

Por un instante, la oscuridad pareció desmoronarse, disipándose como una tormenta que se aleja. Aunque no fue derrotado, Amatsu-Mikaboshi fue obligado a retroceder, con su poder relegado nuevamente a los confines más lejanos de la existencia, donde el caos habita en silencio.

Su forma se desvaneció en la nada, pero no sin dejar un eco de advertencia: —El orden es temporal, Takemikazuchi. Volveré cuando los cielos olviden su dominio, y el caos reclamará lo que es suyo.

Con la retirada de Mikaboshi, la tierra volvió a la calma. Takemikazuchi, con su espada envainada, miró al horizonte, consciente de que la victoria sobre el caos no era final, sino una tregua en una guerra eterna.




Enma-Daio

Dioses japoneses del Inframundo.

Tethra

Dios celta de la Oscuridad.

Dundubhi

El demonio Toro de la mitología Hindú.