Mictecacihuatl (Mitología Mexica)

Cuando Quetzalcóatl y Tezcatlipoca utilizaron la cola de la monstruosa Cipactli para crear los nueve niveles del Mictlán, indirectamente dieron origen a las deidades del inframundo, fue así como nacieron Mictecacihuatl y su esposo para regir este mundo de los muertos.

Mictecacihuatl murió apenas nacer, por lo que su conexión con la muerte fue inmediata, justo al instante en que comenzó a existir. Tenía las mismas responsabilidades que su marido, el dios de la muerte, pero Mictecacihuatl solía ser más benévola que Mictlantecuhtli, ya que, permitía a las almas regresar al mundo de los vivos durante los festejos realizados el día de muertos, esto gracias a que ella es la principal responsable de vigilar el descanso y que nada ni nadie perturbe los huesos de quienes ahora forman parte del sueño eterno. No obstante, la diosa del inframundo permanece siempre atenta y expectante ante el viaje de cada una de las almas que murieron de manera natural y que transitan por el camino hacia el Mictlán.

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Mictecacihuatl es representada de manera muy similar a su esposo, como una mujer esquelética, con dos pequeñas llamas que brillan en las cuencas muertas de sus ojos, adornada con papeles en forma de rosetas y conos de colores. También se le solía simbolizar como un cráneo descarnado. En el arte prehispánica se le mostraba trabajando en conjunto con Mictlantecuhtli o en conflicto con él.

Mictecacihuatl poseía poder sobre los muertos y las almas que terminaban en el inframundo del Mictlán, pero también tenía poder en el mundo de los vivos, pues era capaz de enviar bendiciones, maldiciones y mensajes desde su dimensión en el más allá.

Se cree que la imagen de Mictecacihuatl inspiro el aspecto de la catrina mexicana, pues esta diosa era la anfitriona de la celebración de los muertos en el México prehispánico. En la actualidad incluso muchos la suelen relacionar con la adoración a la Santa Muerte, pues ambas simbolizan el inevitable destino que le espera a los mortales.