Dentro del sintoismo, la mitología japonesa. El hogar de las deidades celestiales es conocido como Takamagahara, "las altas llanuras del cielo".
Esta es la morada y el lugar de nacimiento de los dioses celestes. Se ubica en el cielo, por encima del mar y está conectado a la tierra por medio del puente Ame-no-ukihashi, aquel donde Izanagui e Izanami se postraron para agitar la masa caótica que era el mundo con la lanza Ama no Nuboko.
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Tras el nacimiento de la diosa solar, Izanagui ordenó a su hija Amaterasu gobernar el Takamagahara. Luego los dioses celestes conquistaron el Ashihara-no-Nakatsukuni, el mundo entre el cielo y el inframundo. Entonces el nieto de Amaterasu, Ninigi-no-Mikoto, descendió del Takamagahara para gobernar la Tierra y se convirtió en el primer emperador de Japón.
El Takamagahara es representado como un lugar en el cielo repleto de hermosos palacios en los que habitan los dioses. Los palacios sobresalen entre las nubes y criaturas fantásticas vuelan sobre ellos.