Seth es una de las deidades más complejas y controvertidas del panteón egipcio. Representa tanto fuerzas destructivas como aspectos necesarios del equilibrio universal. Es el dios del caos y el desorden, de las tormentas, el desierto, y las fuerzas descontroladas de la naturaleza, y a su vez, también es un dios protector y una fuerza vitalizadora y de poder militar.
Según los mitos, Set es hijo de la diosa Nut, el cielo y el dios Geb, la tierra, y por ende hermano de Osiris, Isis y Neftis. Se considera que su hermana Neftis es también su esposa, aunque en algunos relatos también se le asocia con diosas extranjeras, como Anat y Astarté.
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Se cuenta que Osiris había sido elegido como el rey legítimo de Egipto, y gobernaba con justicia, otorgando civilización, agricultura y leyes a la humanidad. Mientras tanto, a Seth, que representaba el caos, se le otorgo el desierto estéril, lo que lo llevo a sentir celos del poder y la popularidad de su hermano, motivándolo a usurpar el trono.
Una noche, Seth organizó un espléndido banquete en honor a Osiris, invitando a los dioses y cortesanos. Durante la celebración, Seth presentó un sarcófago magnífico, hecho a medida, decorado con oro y piedras preciosas. Con una sonrisa astuta, anunció: “Regalaré este cofre a aquel que encaje perfectamente en él.”
Uno por uno, los invitados probaron su suerte, pero ninguno logró encajar. Finalmente, Osiris, intrigado y confiado, se recostó dentro del cofre. Era perfecto; su cuerpo encajaba como un guante. En ese instante, Seth y sus conspiradores sellaron rápidamente el cofre con plomo fundido y lo cerraron con clavos. Antes de que alguien pudiera reaccionar, lo arrojaron al Nilo, condenando a Osiris a una muerte silenciosa y oscura.
La noticia de la desaparición de Osiris llegó a Isis, su esposa y hermana. Devastada pero decidida, Isis emprendió una búsqueda incansable por las orillas del Nilo. Finalmente, encontró el cofre encallado en Biblos, atrapado dentro del tronco de un árbol que había crecido alrededor de él. Isis recuperó el cuerpo de su esposo y lo llevó de vuelta a Egipto, ocultándolo en un lugar secreto. Sin embargo, Seth descubrió su paradero. Furioso, Seth desmembró el cuerpo de Osiris en catorce partes y las dispersó por todo Egipto, asegurándose de que nunca pudiera ser encontrado y resucitado.
Pero Isis, junto con su hermana Neftis y el dios Anubis, no se rindió. Recorrió cada rincón del país, reuniendo las partes del cuerpo de Osiris. Con la ayuda de su magia, Isis logró devolverle la vida, aunque solo temporalmente. Resucitado por un breve momento, Osiris concibió un hijo con Isis: Horus, el heredero destinado a vengar la injusticia de su padre.
Luego, Osiris descendió al Duat, el inframundo, donde se convirtió en el soberano de los muertos, guiando las almas y manteniendo el equilibrio entre la vida y la muerte. Mientras tanto, Isis protegía al joven Horus, ocultándolo de la furia de Seth hasta que creció lo suficiente para enfrentarlo.
Cuando Horus alcanzó la madurez, se presentó ante los dioses y reclamó su derecho al trono que Seth había usurpado. Seth aceptó enfrentarse a él en una serie de pruebas para determinar quién era digno de gobernar Egipto.
La primera batalla fue física, una lucha feroz que se extendió por el cielo y la tierra. Seth se transformó en un poderoso hipopótamo para combatir a Horus, quien, montado en una barca celestial, lo enfrentó con lanza en mano. La pelea sacudió el cosmos, pero ninguno logró derrotar al otro.
Luego vinieron las pruebas de astucia. En una de ellas, Seth intentó engañar a Horus en una carrera por el río Nilo, donde cada uno debía navegar en una barca de piedra. Horus, con ingenio, construyó una barca de madera cubierta de yeso que parecía de piedra y logró vencer a Seth, quien se hundió debido al peso de su verdadera barca de piedra.
Sin embargo, la batalla más famosa entre ambos fue cuando Seth arrancó el ojo izquierdo de Horus, dejándolo herido y debilitado. Según el mito, Seth no solo le arrancó el ojo a Horus, sino que lo destrozó y lo arrojó al cielo, fragmentándolo. Este acto simbólico representó la fragmentación de la luna y, por extensión, los ciclos lunares. El ojo, lleno de poder mágico, fue luego restaurado a Horus por Thot, el dios de la sabiduría.
Finalmente, los dioses intervinieron en el conflicto. En un juicio presidido por Ra, se escucharon los argumentos de ambos contendientes. Aunque Seth demostró ser astuto y poderoso, los dioses decidieron que Horus, como hijo de Osiris y representante del orden, era el más digno de gobernar Egipto. Seth fue castigado y relegado a gobernar el desierto, simbolizando el caos siempre presente pero contenido.
Con el triunfo de Horus, el orden fue restaurado en Egipto, y él ocupó el trono como el nuevo faraón divino. El mito de su batalla con Seth se convirtió en una representación de la lucha constante entre el caos y el orden, y de la victoria final de la justicia sobre la adversidad.
En otras tradiciones, Seth no fue destruido ni completamente excluido del panteón divino. En cambio, por su gran poder fue asignado a un rol crucial como defensor de la barca solar de Ra. En esta función, Seth protegía a Ra durante su viaje nocturno por el inframundo, luchando contra Apofis, la gran serpiente del caos que intentaba devorar al sol y sumir al universo en la oscuridad eterna. En este papel, Seth es visto como una fuerza destructiva que, paradójicamente, es necesaria para mantener el orden.
Set tiene un aspecto único y misterioso que lo distingue de otros dioses. Generalmente es representado como una figura humana con cabeza de un animal que no corresponde a ninguna criatura real conocida, al punto de ser llamado el "animal de Seth", por sus características inusuales:
Hocico alargado y orejas rectas y puntiagudas, que recuerdan a las de un galgo o un asno. Cuerpo estilizado y cola bifurcada o erecta, a menudo con una punta que parece un pincel.
Seth poseía poderes asociados con la fuerza, el caos y el control de las fuerzas naturales más destructivas. Era conocido por su inmensa fuerza física, que lo hacía un guerrero formidable en combate. Esta fuerza le permitió enfrentarse a dioses como Horus y criaturas como Apofis.
Como el señor del desierto y las tormentas, podía desatar violentos vientos, tempestades y sequías, representando las fuerzas impredecibles y hostiles de la naturaleza. Tenía la capacidad de transformarse en diferentes criaturas, como un hipopótamo, un toro o el desconocido animal de Set. Y estas formas le otorgaban habilidades únicas en sus batallas.
Aunque era una figura caótica, Seth también tenía el poder de enfrentarse y controlar otras fuerzas caóticas, como Apofis, protegiendo el orden cósmico en su rol de defensor de la barca solar de Ra.
Además de sus poderes físicos, Seth era sumamente astuto y manipulador, capaz de idear planes complejos como el asesinato de Osiris y la competición con Horus.