Badb (Mitología Celta)

Junto con sus hermanas Morrigan y Macha, Badb formaba una triada de diosas de la guerra. Aunque, como siempre sucede con estas diosas, algunas versiones aseguran que Badb y Macha son personificaciones de la misma Morrigan, o simplemente otros nombres que se le daban.

Badb y sus hermanas eran hijas de la diosa Ernmas, quien era parte de los Tuatha Dé Danann y su padre era Delbáeth, que era medio Fomoriano.

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Badb se unió al bando de los Tuatha Dé y lucho en contra de los Fomoré en la batalla de Maige Tuired, batalla a la que logro sobrevivir y tras la cual trascendió como una de las cinco diosas de la guerra que se corresponden a las fases lunares de Irlanda: Badb, Macha, Fea, Nemhain y Danu. Poseyendo cada diosa cualidades propias que se manifestaban durante las noches alumbradas por su fase lunar.

Al finalizar la batalla de Maige Tuired, donde los Tuatha Dé Danann expulsaron a los Fomoré de Irlanda, Badb profetizó el fin del mundo, otorgando una visión llena de maldad, enfermedad y venganza:

“Mujeres sin pudor; Hombres sin valor; Presas sin un soberano... Bosques sin bellotas; Mar sin producción... Juicios errados de los ancianos; Falsos precedentes de los juristas; Cada hombre un traidor; Cada muchacho un forajido. El hijo entrará en la cama de su padre; El padre se meterá en la cama de su hijo; Cada uno será el cuñado de su hermano... ¡Un tiempo maligno! Donde el hijo engañará a su padre y la hija engañará a su madre.”

Badb es descrita en las leyendas como una mujer de piel y ojos rojos, cubierta por una capa roja que llegaba hasta el suelo. También se le describía con alas de cuervo o como un cuervo enorme que guía una bandada de estos. La diosa podía ser vista en ocasiones como una hermosa mujer y en otras como un demonio. Asimismo, forma parte de las llamadas “lavadoras”, nombradas así por ser vistas lavando ropa ensangrentada en los ríos.

Badb era una diosa temida por su carácter fuerte e incluso malvado y sus poderes siniestros y sobrenaturales. La diosa podía convertirse en cuervo o en un lobo, aunque raramente tomaba esta forma. Asistía a los campos de batalla para su deleite y para controlar el rumbo de la batalla, Badb provocaba confusión en los soldados para llevar a un desenlace favorable a sus deseos. Llenaba a los guerreros de furia para que se enfrentasen e incluso cuando la energía de los combatientes se acababa era la furia de Badb la que los levantaba.