Eir, también conocida como Eira vivía solitaria en la montaña Lyfja en donde se dedicaba a practicar su magia, la cual era muy similar al chamanismo, recolectaba plantas medicinales que mezclaba con otros ingredientes para crear ungüentos y brebajes curativos. Procuraba la vida de cada ser por más pequeño que fuera, animales, hombres e incluso los mismos dioses acudían en su ayuda para sanar cualquier tipo de enfermedad o herida sin importar lo grave que fuera, todo aquel que subiera a su montaña y solicitara su ayuda era sanado por la diosa.
Esta diosa nórdica de la salud, además, de sanar y resucitar se dedicaba a esparcir el don de la sanación pues instruía a otras que deseaban hacer el bien en el mundo y ayudar a otros, solo compartía su don con otras mujeres a las cuales les sugería que se mantuvieran castas.
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Se decía que Eira a pesar de no ser la diosa de la belleza era la más hermosa entre todas las diosas nórdicas, se trataba de una joven mujer que poseía una hermosa y larga cabellera rojiza como llamas, piel clara, pecas sobre su rostro y unos ojos que parecían hechizar a todo aquel que la viera.
Eira poseía un sin fin de habilidades curativas sumamente poderosas, pues, se decía que podía sanar cualquier herida o enfermedad, sus brebajes podían otorgar fuerza y vigor, pero, su habilidad más sorprendente era su capacidad para regresar a otros a la vida.