Los Siete Dioses de la Fortuna, son deidades de la mitología japonesa, cuyo culto derivo de una combinación de creencias indígenas y budistas. El grupo está conformado por Ebisu, Hotei Sama, Benzaiten, Bishamonten, Daikokuten, Jurōjin y Fukurokuju. Estas divinidades son proceden de distintas religiones y mitologías, incluyendo el hinduismo, el budismo, el taoísmo y el sintoísmo.
Ebisu es conocido por ser el dios del comercio y de la pesca. Representa la virtud de la honestidad. Es el único de los siete dioses de la fortuna que nació en Japón, donde era adorado por comerciantes y pescadores. Muchas veces se le aprecia con un pez en la mano izquierda, una caña de pescar en la derecha y un sombrero puntiagudo.
Hotei es el dios que representa la virtud de la felicidad y la abundancia. También procede de China y está basado en la reencarnación de Maitreya, un santo budista. En los dibujos y esculturas que tratan de plasmarlo, se puede ver a un monje budista sonriente y barrigón con un ogi o abanico ceremonial. Es comúnmente conocido en el extranjero, como el “Buda que ríe”.
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Benzaiten, también llamada Benten, es una diosa del budismo japonés que surge a partir de la diosa hindú Saraswati. Es la única figura femenina dentro de los Siete Dioses de la Fortuna. Simboliza la música, las artes y el conocimiento, además es la diosa que representa la virtud de la alegría. A menudo se la ve sosteniendo una biwa o laúd japonés. Los templos dedicados en honor a Benzaiten están en la isla de Enoshima.
También originario de la India, Bishamonten, es el dios de los guerreros y el castigador de los malhechores. Es uno de los cuatro guardianes del budismo o reyes celestiales. Representa la virtud de la dignidad y la pagoda que sostiene representa el tesoro que custodia y regala a la gente. A menudo se le representa con rostro serio, llevando armadura, con un arma en una mano y una pagoda en la otra.
Daikokuten, también llamado Daikoku, es la divinidad de la riqueza y la prosperidad. Representa la virtud de la fortuna. Es el equivalente japonés del dios Shiva, y llegó a Japón durante el siglo IX. Generalmente, en las representaciones de Daikokuten se le ve sonriendo, con un mazo en la mano derecha y de pie sobre fardos de arroz.
Por último, Jurojin, que viene de China al igual que los dos anteriores, es el dios de la sabiduría y la longevidad. Se originó a partir del dios taoísta chino y personificación de la estrella polar del sur, a quien se le llama como el Viejo del Polo Sur. Físicamente se parece bastante a Fukurokuju, de hecho, a menudo se confunden entre sí y hasta se ha dicho que los dos habitan en el mismo cuerpo. En su bastón Jurojin tiene un pergamino atado a él, en el que está escrita la duración de la vida de todos los seres vivos.
Fukurokuju es el dios de la riqueza, la felicidad y la longevidad. Se teoriza que este dios es una asimilación japonesa de los dioses de las tres estrellas chinos, Fu, Lu y Shou, quienes se encarnaron en una sola deidad. Se caracteriza por su barba larga, su frente ancha y por llevar traje chino. Además, se le suele representar junto a los animales que representan la longevidad, como los ciervos, las tortugas o las grullas.