En la mitología hindú, los Yalí, también llamados Vyala o Vidala, son criaturas mitológicas con una rica tradición en la arquitectura y el arte del sur de la India, especialmente en los templos dravídicos.
Los Yalís son criaturas míticas que combinan características de varios animales, típicamente un león, un elefante, y un caballo, aunque también pueden incluir otras bestias. Se cree que simbolizan fuerza, valentía y protección. Se colocan en la entrada de los templos y en las columnas como guardianes para ahuyentar a los espíritus malignos y proteger los santuarios sagrados.
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En la antigua India, los templos no eran solo lugares de culto, sino también centros de cultura y aprendizaje. Se creía que los dioses residían en los templos y, por lo tanto, era crucial proteger estos santuarios de cualquier influencia negativa o ataque. Para ello se colocaban estatuillas, adornos y esculturas de los Yalí.
Cuenta una leyenda, que hace muchos siglos, en el reino de Chola, había un gran templo dedicado al dios Shiva. Este templo, era conocido por su magnífica arquitectura y sus esculturas intrincadas, se encontraba en una región frecuentemente amenazada por invasores y espíritus malignos.
El rey Chola, era un devoto seguidor de Shiva y estaba preocupado por la seguridad del templo. Consultó a sus consejeros y sacerdotes, quienes le hablaron de los Yalís, las criaturas míticas con la fuerza de un león, la trompa de un elefante y las garras de un tigre. Se decía que estas criaturas eran protectoras poderosas, capaces de defender incluso los santuarios más sagrados.
El rey decidió encargar a los mejores escultores del reino la tarea de crear esculturas de Yalí para el templo. Los artesanos trabajaron diligentemente, esculpiendo Yalís en las columnas, puertas y muros del templo. Cada Yalí fue diseñado con detalles meticulosos, mostrando su feroz apariencia y su poder protector.
Una noche, mientras el rey y sus súbditos dormían, una banda de invasores guiados por un poderoso espíritu maligno intentó saquear el templo. Pero al acercarse a las puertas, fueron recibidos por una visión aterradora: Los Yalís cobraron vida, rugiendo con fuerza y mostrando sus colmillos y garras. Tras que su líder sobrenatural fuera masacrado, los invasores intentaron huir, pero los Yalí los destrozaron, sin dejar escapar a uno solo de los ladrones y dejando el templo intacto.
Al día siguiente, el rey y su pueblo descubrieron que el templo estaba a salvo y que los Yalís habían cumplido su propósito. Desde entonces, los Yalís fueron venerados no solo como protectores de los templos, sino también como símbolos de la fuerza y la devoción del pueblo hacia sus dioses.
Los Yalís suelen tener el cuerpo de un león, la trompa de un elefante y las garras de un león o tigre. A veces también tienen alas y colmillos prominentes. Hay diferentes formas de Yalí, y se les nombra según el cuerpo predominante, como el Simha Yalí, donde predomina el león, Gaja Yalí mayormente elefante y, el más extraño de todos, el Nara Yalí, cuyo cuerpo pose partes humanas.