Ravana (Mitología Hindú)

Se cuenta que Ravana era hijo del rishi Visravas y la princesa asura Kaikasí, el padre de esta, el raksasa Sumalin, deseaba que ella se casara con el mortal más poderoso del mundo, para así producir un heredero excepcional. Todos los reyes del mundo acudieron en busca de su mano, pero todos fueron rechazados, pues el poder de estos era menor que el suyo.

Al no encontrar un digno consorte, Kaikasī buscó entre los sabios y eligió finalmente a Visrava, quien le advirtió que como el ya estaba casado con Idavida, con quien ya había engendrado a Kubera, el tesorero de los dioses, era una situación inapropiada y por ello le nacería un hijo maligno, pero a la princesa no le importo, y así daría a luz a Ravana, que nació mitad asura y mitad brahmana. Ravana fue el mayor de los hijos de Kaikasī y al nacer le apodo Dasagriva, el de los diez cuellos, pues había nacido con diez cabezas. Luego su madre le daría como hermanos a Kumbhákarna y Vibhishana, y tiempo después a su hermana Surpanakha. Su padre noto la maldad en él, pues era egoísta y arrogante, más sin embargo, también era estudioso, sabio y excepcional, por ello lo tomo bajo su tutela y gracias a eso dominó los sagrados Vedas y las artes marciales de los más poderosos guerreros.

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Cuando aún era joven, Ravana busco el favor del dios Shiva, y para ello llevó a cabo una terrible penitencia que duró mil años, todo para intentar complacerlo, como Shiva no apareció ante él, Ravana corto una de sus cabezas y continuo meditando durante otros mil años, tras este tiempo Shiva siguió sin aparecer, así que, Ravana corto una más de sus cabezas y continuo con otros mil años de meditación, llevo este proceso a cabo hasta que estuvo a punto de cortar la última de sus cabezas. Entonces Shiva apareció satisfecho con los siddhis que Ravana acumulo y le otorgo fuerza inmensa, poder inconmensurable, riqueza y conocimiento sobre toda arma mortal.

A pesar de todo, Ravana aún no estaba satisfecho, pues buscaba ser invencible, así que, esta vez dedicó una gran penitencia al dios Brahma, que duró varios milenios. Al culminar sus austeridades, Brahma descendió del cielo y le ofreció una bendición. Ravana le solicitaría la inmortalidad, pero Brahma se negó a cumplir tal deseo. Ravana entonces pidió invulnerabilidad suprema e invencibilidad contra dioses, seres celestiales, demonios, serpientes y bestias salvajes, dejando fuera a los humanos, pues el demonio los despreciaba y los consideraba insignificantes, razón por la que no solicitó protección contra ellos. Brahma lo bendijo con su deseo y adicionalmente le otorgó gran poder mágico y conocimiento de armas divinas.

Ya con un enorme poder, Ravana fue en busca de su abuelo, Sumalin, el rey demonio del mundo de las tinieblas y le arrebato su título y ejército. Después Ravana pondría sus ojos en Lanka, pero esta ya pertenecía a su hermano Kubera. El tesorero de los dioses siempre había sido generoso con sus medios hermanos, más sin embargo, Ravana exigió Lanka entera a su hermano y si no se la daba de buena gana, amenazo con tomarla por la fuerza. A Kubera no le quedo más remedio que abandonar su hogar, pues sabia que no era rival para su hermano. A pesar de haber usurpado el trono de Lanka, el rey demonio fue considerado un gobernante efectivo y benevolente.

Después de la conquista de Lanka, Ravana acudió a la morada de Shiva en el monte Kailash. Orgulloso como siempre, Ravana intento jactarse de su poder ante el dios destructor, comenzando a mover la montaña sagrada y ocasionando el enfado de Shiva, que por su actitud arrogante y orgullosa, toco apenas la montaña, precipitándola sobre Ravana, que quedo aprisionado bajo el monte. Los sirvientes de Shiva hicieron saber al Raksasa el enojo de su maestro, ante lo cual Ravana entro en penitencia. Durante este tiempo Ravana compuso y entono canciones alabando a Shiva, hasta que consiguió que este lo liberara de su esclavitud. Por si fuera poco, contento con el valor y la devoción de Ravana, Shiva le otorgo un poder aún más grande, y le regalo la poderosa Chandrajas, "la espada lunar" y a cambio, Ravana se convirtió de por vida en devoto de Shiva.

Con su nuevo poder, Ravana se dispuso a realizar diferentes conquistas, sometiendo a humanos y demonios. Primero viajo al mundo de las tinieblas, el cual invadiría por completo, dejando el trono en manos de su hijo Ahiravana. Luego se convirtió en señor supremo de todos los asuras de los tres mundos, aliándose con los nivatakavachas y los kalakeyas, pues estos dos clanes demostraron ser dignos al no dejarse subyugar. Una vez que conquistó numerosos reinos de este planeta oscuro, llevó a cabo los sacrificios de fuego necesarios para ser coronado emperador. Kubera reprocharía a Ravana su crueldad, ocasionando su furia, la cual no hizo más que incentivarlo para conquistar otros planetas, fue así como triunfo sobre los dioses y por la fuerza obtuvo poder sobre dioses, seres celestiales y serpientes. Solo una pequeña parte de la India había logrado mantenerse firme y fuera de su yugo.

Hay que mencionar que al comienzo del Ramayana, Ravana ya es mostrado como el gobernante de todas las razas mortales y divinas, a tal punto que puede ordenar al Sol salir o ponerse. Esto es de suma importancia, pues el que Ravana sea tan poderoso, no hace más que enaltecer la grandeza de Vishnu y por ende de Rama, ya que, este no nos demostraría lo grande de su poder si no tuviera que enfrentarse con un enemigo tan formidable.

Ravana hace presencia en el Ramayana, cuando su hermana Surpanakha busca su ayuda luego de haberse enamorado y sido despreciada por el príncipe Rama. El rey de los raksasa se convenció de ayudarla luego de que esta le llenara el oído con la belleza de Sita, la esposa de Rama. Ravana viajo a la selva donde vivía Rama, su esposa y hermano, una vez ahí obligo a otros raksasa a ayudarle con su plan, después se disfrazo como un anciano y engaño a Sita para secuestrarla mientras sus aliados distraían a Rama y Laksmana. Mientras se la llevaba en su carroza voladora fue visto por Djatayú, príncipe de los buitres, quien intento detenerlos, pero por su puesto no fue rival para Ravana.

Cuando Rama asalto Lanka con su ejercito para recuperar a Sita, Ravana utilizo a su ejercito de Raksasas para hacerles frente, cuando su casi infinito ejercito de demonios comenzó a menguar envió a sus capitanes más poderosos a luchar, primero despertaría a su hermano Kumbhákarna y luego encargaría la guerra a su hijo Indrajit. Sin embargo ambos caerían y a Ravana no le quedo más que salir el mismo en persona a enfrentar a Rama, en un principio parecía imposible para el avatar derrotar a Ravana, quien burlesco y engreído como siempre comenzó a burlarse de Rama, pero al final, su corazón terminaría siendo atravesado por una de las poderosas flechas de Rama, muriendo así el poderoso Ravana.

Ravana es representado como un enorme demonio de diez cabezas y diez pares de brazos, en los cuales carga todo tipo de armas. Sus cabezas estaban coronadas por diferentes coronas. Se le solía representar en su trono, junto a su concilio de demonios, secuestrando a Sita o enfrentándose a Rama.

Es difícil nombrar todos los poderes que Ravana posee, pues a lo largo de su vida acumulo incalculables bendiciones. Posee invulnerabilidad e invencibilidad, al punto de ser casi imposible dañarlo, su fuerza inmensa y su poder inconmensurable, al igual que su sabiduría. Cuenta con armas divinas de gran poder que maneja con una habilidad marcial inigualable, además es un mago sumamente poderoso. Dispone de un ejercito casi infinito de demonios y por si fuera poco posee dominio sobre dioses, demonios, seres divinos y bestias.