Limos es una deidad menor de la mitología griega, la personificación del hambre y la escasez. Su nombre significa literalmente "hambre" o "inanición". Aparece en algunos mitos y obras literarias griegas, aunque no es una de las divinidades más conocidas o representadas en el panteón griego.
En la mitología, Limos es la figura opuesta a Pluto, el dios de la riqueza y la abundancia. La relación entre ambos refleja el contraste entre la abundancia y la falta de recursos, lo que subraya la importancia de estos conceptos en la vida de los antiguos griegos.
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Como personificación del hambre, Limos aparece principalmente en algunos mitos y textos literarios griegos antiguos, aunque no es una figura muy prominente.
Limos es mencionada en algunas versiones del himno Homérico a Deméter, se cuenta que cuando la diosa de la agricultura, entra en duelo por el secuestro de su hija Perséfone, provoca una gran hambruna en el mundo.
En este contexto, Limos sería la figura asociada a la catástrofe que Deméter trae consigo al impedir el crecimiento de los cultivos. Limos representa esa condición de escasez que se extiende entre todos los mortales hasta que Perséfone es devuelta y su madre sale de su melancolía.
En una de las fábulas de Esopo, "Pluto y Limos", los dos dioses, que representan la riqueza y el hambre, son descritos como enemigos irreconciliables. El mensaje moral subyacente en esta fábula es que la abundancia y el hambre nunca pueden coexistir en el mismo lugar, destacando el contraste entre la riqueza material y la miseria.
Esopo utiliza estas personificaciones para transmitir una lección sobre el equilibrio y la moderación.
Limos también puede aparecer como verdugo en algunos castigos que los dioses infligieron a mortales. Tal es el caso del mito de Erisicton, un hombre que ofendió a la diosa Deméter al talar árboles sagrados. Como castigo, Deméter lo condena a un hambre perpetua, y envía a Limos para que lo atormente.
A pesar de comer de manera incesante, Erisicton nunca puede saciar su apetito, lo que lo lleva a una desesperación tal que finalmente se devora a sí mismo. En este mito, Limos aparece como un agente de la diosa para castigar la irreverencia y la arrogancia humana, y su papel es clave en el sufrimiento de Erisicton.
Estos mitos destacan a Limos como una fuerza destructiva, aliada del castigo divino y un recordatorio de las consecuencias de la falta de respeto por la naturaleza o el equilibrio económico. Aunque su presencia es limitada en la literatura, su significado es profundo en términos de las enseñanzas morales y los contrastes entre la abundancia y la escasez.
Limos es descrita a menudo como una mujer extremadamente delgada, casi esquelética, con su piel pegada a los huesos. Su rostro suele ser pálido y demacrado, con ojos y mejillas hundidas, lo que enfatiza el sufrimiento y el tormento constante del hambre.
Como personificación del hambre, Limos es capaz de inducir hambre en aquellos a quienes afecta. Cuando aparece como aliada de la destrucción y el castigo divino, suele alterar a sus víctimas para que sientan un hambre insaciable, lo que viene acompañado de desesperación y ruina insoportables.