Geras (Mitología Griega)

La figura de Geras tenía un carácter dual: Por un lado, simbolizaba la sabiduría que acompaña a la experiencia de los años, pero, por otro, era una advertencia sobre la decadencia física y el sufrimiento que se asocia al envejecimiento.

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Geras no protagoniza grandes historias o epopeyas heroicas como los dioses olímpicos, pero su presencia es constante en la vida diaria, ya que la vejez era una preocupación común en la cultura griega.

Aunque no se representa en un mito como tal, Geras solía aparecer junto al héroe Heracles, siendo ambos oponentes simbólicos, pues Geras aparece como un anciano encorvado y débil, y Heracles intenta resistirlo o combatirlo, lo que subraya que, incluso el héroe más fuerte, no puede escapar de la vejez.

En el mito de Tithonos, donde la diosa Eos se enamora de este mortal. La diosa pide a Zeus que le otorgue la inmortalidad a su amado, sin embargo, olvidó pedir la eterna juventud para Tithonos, quien, aunque, ahora vive para siempre, siguió envejeciendo, volviéndose cada vez más frágil y débil con el paso del tiempo. Vulnerable ante la presencia implícita de Geras.

Apariencia

A menudo, Geras es representado en el arte como un anciano encorvado, frágil y de aspecto demacrado, sosteniendo un bastón o apoyado en él.

Poderes

Geras es capaz de provocar envejecimiento, consumiendo la vitalidad de los seres y provocando debilidad y cansancio, acercándolos a la muerte. No obstante, también puede otorgar sabiduría y experiencia.

Aunque, su capacidad para debilitar es inútil en seres como los dioses que poseen inmortalidad y juventud eterna, los mortales sí que no pueden huir de su poder, siendo para ellos inevitable. Ningún mortal, ni siquiera los héroes más poderosos como Heracles, podían escapar de su influencia.