Svarog (Mitología Eslava)

Según la cosmogonía eslava, el antiguo dios Rod descendió a la tierra en un huevo de oro, entonces creo el mundo y luego lo dividió en tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. Entonces pobló el reino de los cielos con los dioses para mantener el orden, y junto a con Lada, la diosa de la belleza y la fertilidad, creó un poderoso dios, al que llamo Svarog.

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Respiro vida en él y cuando se levantó se convirtió en el leal ayudante de Rod. A Svarog se le encargo crear en el cielo, el camino a través el cual el sol viajaría sobre la tierra y de igual manera creo el camino de la luna en el cielo nocturno.

Según una antigua leyenda, Svarog lucho contra uno de los Zmeï, antiguos dragones legendarios, enemigos eternos de los dioses celestiales, el dragón era un ser sanguinario que atacaba a todo aquel que se cruzara en su camino. Svarog descendió a la tierra y se enfrento al dragón, lo atrapo con sus pinzas de herrero y luego lo uso como lanza para separar el mundo de los vivos del de los muertos, estableciendo así el orden en el mundo.

Desde ese momento, el dragón reinó en el mundo de los muertos, mientras que Svarog se estableció en el reino celestial.

Otra versión nos cuenta como Chernobog, el dios de las tinieblas, quería dominar el universo, pues había sucumbido a las tentaciones del mundo, así que planeó someterlo, se convirtió en la Serpiente Negra y salió de su guarida. Svarog se percató de las intenciones de Chernobog, por lo cual acudió rápidamente a su forja, golpeo su poderoso martillo contra el ardiente yunque y así creó a otros dioses para que lo ayudaran.

El primero que nació del fuego de la forja fue Dazhbog, luego Svarózhich y por último Simargl. Mientras se creaban nuevos dioses, la Serpiente Negra se arrastró sobre la tierra para corromperla y a los hombres que vivían en ella. Svarog envió a Dazhbog y Simargl a ver lo que estaba aconteciendo en la tierra, vieron como muchos hombres ya habían sido corrompidos por Chernobog y como una guerra estaba a punto de comenzar.

De regreso en el cielo, Svarog fue informado por sus hijos de la guerra que se avecinaba entre el bien y el mal. Svarog volvió a su forja y comenzó a fraguar para armar a su ejército, porque para derrotar a Chernobog tendrían que luchar usando el poder de la luz. Chernobog corrompió tanto a los hombres, que él y sus fuerzas malvadas lograron llegar luchando hasta el palacio celestial, en la cima del árbol del mundo, donde tendría lugar la batalla final.

Rápidamente Svarog creó un cofre mágico y tan pronto como Chernobog apareció en la puerta de la forja, Svarog pidió la ayuda de sus hijos, juntos combatieron a la serpiente, encerrándola dentro del cofre.

El dios negro fue derrotado, pero en su miseria le pidió a Svarog que perdonara a su descendencia malvada, los hombres de este mundo. Svarog decidió perdonar a los hombres, al fin y al cabo, ellos no eran responsables, pues él mismo creó a los hombres defectuosos como son. Sin embargo, había una condición, Svarog dijo a Chernobog que nunca más el mundo podría ser controlado por la oscuridad en su totalidad, a lo que Chernobog tuvo que estar de acuerdo.

El mundo de los hombres fue restaurado y la mitad del mundo de nuevo fue cubierto por la luz del día que brillaba desde la ardiente fragua de Svarog, mientras que la otra mitad permaneció en la oscuridad, así es como el ciclo de la noche y el día llegó al mundo de los hombres.

Svarog era mostrado como un hombre de cabellos y barbas pelirrojas, siempre carga con su martillo y se le ve utilizándolo en su forja mientras lo rodea un aura de fuego. También se le representaba como un enorme dragón rojo que escupía fuego.

El dios Svarog era capaz de crear prácticamente cualquier cosa en su forja, desde armas y armaduras divinas e irradiadas de luz, hasta poderosos dioses. Era un gran guerrero y si martillo mágico era capaz de destruir montañas de un solo golpe. Controlaba el fuego, y esparcía su luz por todo el mundo.