Chumong fue el monarca fundador del reino de Koguryu. Se le llego a adorar como un dios-rey por su pueblo. Su historia es uno de los mitos más famosos de Corea.
Cuenta la leyenda, que un día el rey Keumwa encuentro a una joven conocida como Yuhwa, la hija mayor de la deidad del agua Habaek. El rey se interesó por la joven e intrigado le pregunto su historia. La mujer le cuenta que en una excursión a la montaña junto a sus hermanas se encontró con el dios sol, Haemosu, quien la sedujo. La joven diosa yacio con él, por ello, tuvo que abandonar su casa. Conmovido por su historia, el rey decidió llevarla a su palacio.
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Yuhwa fue confinada en una oscura habitación, pero un rayo del sol logró colarse por su ventana y calentó su cuerpo. El hermoso resplandor le otorgo un huevo que la joven comenzó a ocultar en su axila izquierda, sin embargo, el rey se dio cuenta y trato de quitárselo para deshacerse de él, para desgracia del monarca, sus intentos fracasaron y el huevo eclosionó.
Del huevo de Yuhwa nació un niño al que bautizo como Chumong. Este bebé era hermoso y fuerte. Se cuenta que al mes comenzó a hablar, quejándose de que las moscas le comían los ojos; así que el niño le pidió a su madre que le hiciera un arco y con este mató a todas las moscas. De esta forma obtuvo su nombre, ya que en el lenguaje de Puyo, Chumong significa "hábil en el arco".
A medida que el joven crecía, se hacía más diestro con el arco, por lo que logró ganarse el puesto de favorito del rey Keumwa. Esto no les hizo gracia a los siete hijos del rey, y el hijo mayor le advirtió a su padre:
“Chumong es un niño de poderes sobrenaturales, sería mejor cuidarlo rápidamente antes de que se convierta en hombre”.
Gracias a esa intriga, Chumong fue asignado a la cría y cuidado de los caballos. No obstante, Chumong se sentía que ese no era su lugar y se quejaba constantemente con su madre:
“Soy el hijo de un dios, esta no es manera de vivir. Iré al sur y fundaré mi propia nación”.
A lo que su madre contestó: “Yo también me preocupo por esto día y noche. Ya que vas a viajar tan lejos, déjame elegir un buen caballo para ti”.
Luego, ambos fueron a elegir un caballo para ese viaje. Cuando Chumong eligió el caballo más fuerte y hermoso, los príncipes empezaron a negarle el alimento, el caballo que antes era fuerte, había perdido su esplendor y fue dado a Chumong, pero a este no le importo y a partir de ese momento, cuido muy bien de su caballo.
Chumong aún no salía del reino, cuando su madre descubrió que los príncipes conspiraban para matar a su hijo, por ello, el joven arquero tuvo que huir del reino. Mientras huía un río cortó su camino en medio de la huida, así que el joven dijo al cielo:
“Yo soy el hijo del sol y sobrino de Habaek. Ahora mis perseguidores se están acercando: ¿qué puedo hacer?”.
Entonces peces y tortugas salieron del río en respuesta y formaron un puente, cuando sus perseguidores y las tropas del rey se acercaron, las tortugas y los peces regresaron al río, causando que estos cayeran al agua y se ahogaran.
Chumong continuo su viaje al sur, y en el camino se dio cuenta que había perdido una de las semillas de cebada que su madre le había dado antes de partir. El mito dice que cuando el joven vio una paloma posada en un árbol, le apuntó con su flecha y encontró la semilla perdida en su garganta, luego, bañó el cuerpo de la paloma en agua y esta volvió a la vida, entonces, el hijo del sol decidió fundar su reino en aquel lugar.
Para ello, tuvo que desafiar al rey de esas tierras, el rey Songyang de Piryu, con quien compitió en tiro con arco. Tras vencerlo comenzó su labor y con ayuda del cielo, Chumong construyó su propio palacio en siete días, y así nació el reino de Koguryo.
El rey de Koguryo tuvo un hijo con una mujer de Puyo, este fue llamado Yuri. Creció sin su padre, pero un día la madre le contó al afligido muchacho que su padre había dejado la mitad de una espada escondida bajo un árbol, si el joven la encontraba, este tendría una prueba para demostrar su origen. Yuri logró encontrar la espada y se reunió con su padre en el nuevo reino como el sucesor del trono.
Sin embargo, Chumong había tenido otros dos hijos: Onjo y Biryu, con una mujer llamada Soseono. Tras la llegada de Yuri, Onjo y Biryu tuvieron que huir. Biryu termino separándose de su hermano y fundó una ciudad cerca de la actual Incheon, mientras que Onjo, el menor de los hermanos, cruzó el rio Han y en compañía de diez ministros formó Sipje, o “los diez vasallos”.
La ciudad de Biryu no prosperó y este tuvo que ir de regreso con su hermano, pero poco tiempo después se quitó la vida, incapaz de soportar la deshonra de su fracaso. Con la llegada de nuevos habitantes, Onjo renombró su ciudad y la llamó Baekje o “los cien vasallos”.
Este mito no solo cuenta la historia de un personaje fantástico y sus hijos, sino que también relata el origen y la formación de los reinos antiguos: Koguryo y Baekje.