Qlifot (Cábala)

El Árbol de la Muerte

Las Qlifot o “cascaras”, son las sombras malignas contrarias a las Sefirot, las emanaciones benévolas de Dios. Por tanto, las Qlifot vendrían a ser las fuerzas caóticas y opuestas que se desatan cuando una o más Sefirot se salen de equilibrio. Posteriormente, tras que se le asociara a cada Qlifot con un ser demoníaco, se arraigó la creencia de que el desequilibrio hacia emerger las fuerzas de la oscuridad, emergiendo el demonio dentro de la cascara.

De toda luz, surge la oscuridad. Siempre que la luz emerge va dejando tras de sí las tinieblas. Cada cosa en la creación tiene su opuesto, el día tiene a la noche, el amor al odio, la luz a la oscuridad, el bien al mal, los ángeles a los demonios, el cielo al infierno, las Sefiroth a las Qlifot y de igual manera, el Árbol de la Vida tiene al Árbol de la Muerte.

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El conjunto de las Qulifot recibe el nombre de Árbol de la Muerte, Árbol Infernal o Árbol del Conocimiento. Mientras que el Árbol de la Vida es el ideal de la creación y actúa como un foco en el centro de la creación de Dios. Las fuerzas oscuras existen en el otro lado y por tanto fuera de la existencia.

Por su parte, el Zohar describe que las Qulifot son creadas por Dios para funcionar como una cascara de la santidad, estas rodean a las Sefirot y son obstáculos espirituales. En este sentido, los Qlifot tienen una función ligeramente beneficiosa, así como una cáscara protege una fruta, las Qlifot evitan que el flujo de la Divinidad se disipe a medida que impregna las diversas facetas de la Creación. Sin embargo, como consecuencia, las Qlifot ocultan esta santidad.

Una teoría más, sostiene que hubo tres emanaciones, siendo la última a la que conllevo la creación de nuestro universo. Durante la creación, cada Sefirot iba acompañada de una Qlifot, sin embargo, estas resultaron ser muy débiles como para contener el poder del Ain Sof y las siete emanaciones inferiores se rompieron. Fueron reemplazadas, pero estas nuevas Sefirot tampoco pudieron soportar, no obstante, no desaparecieron, si no que, gracias al poder creativo de Dios, permanecieron resquebrajadas como cáscaras, causando conflicto a la última emanación, en especial a las siete Sefirot menores.

Una última hipótesis, también plantea la existencia de emanaciones anteriores, no obstante, estas fueron destruidas a voluntad, eliminadas en consecuencia por la corrupción moral de sus habitantes.

La cábala plantea la “Existencia Negativa” y como esta trasciende a una nueva realidad, “La Existencia Positiva”. De la cual Dios se mantiene aislado a través de tres velos, denominados “Pargod” o “Cortina Cosmica”.

A partir de aquí se crea la primera manifestación, Kéter y conforme a ella se ordenan las otras nueve emanaciones. Mientras que, en el Árbol de la Muerte, estos velos se transforman en sombras. Al igual que las Sefirot, las Qlifot poseen diez grados, pero de manera contraria, mientras más se desciende en el Árbol de la Muerte, más aumenta la oscuridad y las impurezas.

En la cima del Árbol esta Taumiel, el opuesto a Kéter. Mientras Keter representa la unidad de Dios, Thaumiel representa las fuerzas en constante lucha, pues, aunque Keter representa unidad, está implícito en su existencia el concepto de dualidad.

Al ser la primera emanación de Ein Sof, si no se equilibra con Maljut, existirá como algo aparte del Ein Sof, Dios en su totalidad. La corteza o forma exterior de Thamiel se llama Cathariel, “la Rota” o “Luz Temerosa de Dios”.

Esta cascara es gobernada por Samael, en su faceta como Satanás, el adversario, no obstante, también se le asocia con Moloch, pues así se enfatiza la visión de que el opuesto demoníaco de Kether es la dualidad en lugar de la unidad.

Es la Qlifa correspondiente a la Sefirá Jojmá. Al ser esta, la Sefirá correspondiente a lo creativo, si no es balanceada con ayuda de la Sefirá Biná, se mantiene orgullosa y se convierte en Ghagiel, que mantiene un mundo de ilusión y mentiras.

La corteza del Ghagiel se llama Ghogiel, “Aquellos que avanzan al lugar vacío de Dios”. Se dice que aquí habitan demonios descritos como gigantes negros con serpientes entrelazadas a su alrededor; sujetos a las cosas materiales, en oposición a aquellos que son realidad y sabiduría.

Aquí gobierna Belcebú, el señor de las moscas y Adam Belial.

Es la Qlifot correspondiente a la Sefirá Biná. Representa la ocultación de Dios, que esconde el rostro de la Misericordia. Aquí están los demonios con cabezas cubiertas con un velo negro y cuernos, con ojos horribles vistos a través del velo, seguidos por centauros malvados. Y su gobernante es Lucifago, aquel que huye de la luz.

Es la Qlifá correspondiente a la Sefirá Jesed. Como Jesed es la Sefirá que permite que la energía fluya por el universo. Cuando esta energía no pasa por el poder limitativo de Geburá, el equilibrio es perturbado. A esta Qlifot se le suele llamar la Precursora de la Destrucción.

Representa la fuerza que se detiene y no hace nada a menos que exista maldad o corrupción. Se le describe como el perturbador de todas las cosas, sus demonios son gigantes negros con cabeza de gato. Esta cascara es gobernada por Abaddon.

De las Qlifot, esta es la opuesta a Gevurá. Debido a que Gevurá es la Sefirá de la restricción y la severidad, apartando lo innecesario en el cosmos y destruyendo lo malvado.

Contrarresta el mal y la injusticia cuando mantiene el equilibrio con Jesed. Sin embargo, cuando esta fuerza está fuera de balance, se vuelve más destructiva y quema lo que no debería ser quemado. Aquí habitan demonios con enormes cabezas negras similares a volcanes erupción. Esta cascara es la gobernada por Asmodeo.

Es el opuesto a la Sefirá Tiféret. Jesed y Gevurá a menudo trabajan en contra, y se debe permitir que el péndulo oscile entre las dos. Si el péndulo es forzado a quedarse quieto en la mitad, excesivamente, entonces se sentirán dolores y tensiones indebidos, ya que las fuerzas no dan espacio para respirar. Por lo tanto, Tiféret se convierte en Tagirion y la belleza se tornará en violencia.

Se le atribuyen los hombres violentos, los dolorosos y los demonios llamados Zomiel, gigantes negros que siempre están trabajando uno contra el otro. Y que son gobernados por el demonio Belphegor.

Es la cascara de la sefirá Netsaj. Si la Sefira de la “Victoria” no es equilibrada por medio de Hod, se convierte en una pasión descontrolada. Los demonios asociados con esta cascara son cuervos horribles con cabeza de demonio y está gobernado por Bael, el primer rey del infierno.

Es la Qlifot opuesta a Hod. Al ser Hod el funcionamiento complejo de la voluntad del Absoluto. Samael representa la estéril desolación de una creación caída y fallida. Su forma exterior es conocida como Theuniel, “Los inmundos lamentos de Dios”. En este oscuro lugar gobierna Adrammelech.

Yesod es el lugar de las formas finales que se convierten en materia en Maljut. Pero cuando estas formas finales están corruptas, se les conoce como Gamaliel, imágenes deformes y contaminadas que producen resultados viles. La forma exterior de esta cascara es llamada Ogiel, “los que huyen de Dios”. A Gamaliel se le atribuye Lilith, la gran dama de todos los demonios.

Es la Qlifot más baja y contraria a Maljut. Aquí ocurre la finalización de todo el trabajo de las Qlifot, donde las fuerzas entran en acción y manifiestan plenamente los deseos corruptos por las fallas en su diseño, se destruye la vida y tiene lugar la rebelión. En este lugar profano reina la demonio Naamá.

Como dato final, las Qlifot pueden dividirse en dos reinos. Uno con tres Qlifot completamente impuros y el resto de Qlifot intermedio. Los Qlifot Nogah son "redimibles" y pueden ser refinados y sublimados, mientras que los Qlifot Hatme'ot sólo pueden redimirse mediante su destrucción.