Itztlacoliuhqui, también conocido Itzcoliuhqui, es la personificación de la justicia en la mitología mexica, además, es el dios de la obsidiana, señor del sacrificio, de los desastres y de los objetos con forma de cuchillos. se relaciona especialmente con las heladas o las bajas temperaturas. Su nombre significa “Cuchillo de obsidiana” o “Cuchillo torcido”.
Además de lo anterior, Itztlacoliuhqui también es el dios de la escarcha, del hielo, el frío, el invierno, el pecado, el castigo, y la miseria humana. Como deidad de los desastres, se le responsabilizaba por los temblores, las erupciones volcánicas y todo desastre natural.
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En un principio, Itztlacoliuhqui era conocido como Tlahuizcalpantecuhtli, el dios de la madrugada y señor de Venus matutino. Tlahuizcalpantecuhtli era un dios alegre y junto a Xolotl regía el Ilhuícatl-Huitztlán, el cuarto cielo, "El Lugar del camino del Sol".
Un día, Tonatiuh, el dios sol, demandó obediencia y sacrificios de los otros dioses antes de moverse. Esto no fue del agrado de Tlahuizcalpantecuhtli, así que conspiro junto a Xolotl para derrocar a Tonatiuh. Furioso espero a que el sol atravesara su morada, cuando brillo en el horizonte, Tlahuizcalpantecuhtli disparo una flecha a Tonatiuh, esperando que su ataque sorpresivo acabara con el dios, sin embargo, su flecha no logro alcanzar a Tonatiuh, y este disparó otra flecha en retribución, pero a diferencia de él, el sol no fallo, su proyectil impacto directo en el medio de la cabeza de Tlahuizcalpantecuhtli.
Por desgracia, aquí no termino su penitencia, pues también fue castigado por los Dioses Creadores, quienes lo sentenciaron a vivir en el inframundo. Desde entonces, paso a ser conoció como Itztlacoliuhqui y se convirtió en el regente de Itztepetl, "la montaña de obsidiana", el tercer nivel del Mictlán. Condenado a llenar eternamente el cerro con los filosos pedernales.
Itztlacoliuhqui está asociado a diversos objetos que utiliza como instrumentos de justicia, principalmente se le asocia con una piedra y un garrote. Con el garrote golpeaba a los borrachos y con la piedra los adúlteros eran apedreados. Su símbolo principal era la venda, que representaba la justicia y la idea que todos los seres del mundo mortal e inmortal no pueden escapar al castigo.
Itztlacoliuhqui es representado llevando una venda sobre sus ojos, razón por la que algunos lo apodan “La justicia con los ojos vendados”. Así se simboliza su relación con a justicia y el castigo. Sin embargo, otros creen que la venda era utilizada para cubrir la herida de su frente, que sufrió tras enfrentar al sol. Se dice que toda su cabeza es de obsidiana y de ella solo sobresale la flecha que lo atravesó. Carga una piedra y un cuchillo de obsidiana, aunque, también puede ser visto cargando un garrote.
Itztlacoliuhqui tenia el poder para imponer justicia y castigo sobre los muertos. Además, se dice que era capaz de provocar todo tipo de desastres naturales.