Veles (Mitología Eslava)

Veles es visto como un dios dual, opuesto a Perún, el dios del trueno y la guerra, quien representa el cielo y el orden. Esta dualidad crea un balance entre el caos de la tierra y el orden del cielo, un tema recurrente en la mitología eslava. Pues este conflicto cíclico entre Veles y Perún simboliza las estaciones y el ciclo de la vida y la muerte.

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A menudo, Veles es visto como un dios tramposo o embaucador, similar a figuras mitológicas de otras culturas como Loki. Esta cualidad le otorga una flexibilidad moral, ya que a veces se le retrata tanto como protector como destructor.

Veles aparece en diversos mitos, pero el más prominente es el que narra su eterno conflicto en contra del dios Perún.

Cuenta la leyenda, que Veles robo el ganado, la riqueza e incluso la esposa de Perún. Tal afrenta provoca un conflicto entre ambos dioses. De modo que, Perún persigue a Veles a través de los cielos, lanzando rayos para tratar de golpearlo, pero Veles, con su naturaleza astuta, cambia de forma, convirtiéndose en animales como un dragón, una serpiente o un toro para escapar.

Tras una larga persecución, finalmente, Perún logra vencer a Veles, devolviendo el orden al cosmos. Sin embargo, el ciclo se repite, representando el cambio de las estaciones. De modo que la derrota de Veles simboliza la llegada del verano y el orden, mientras que su regreso en el otoño representa el caos del invierno.

En algunas versiones de la mitología eslava, Veles juega un papel en la creación del mundo. En estos mitos es retratado como un dios primordial junto a Perún, y se dice que juntos ayudaron a formar la tierra a partir de las aguas caóticas.

Mientras que Perún crea el cielo y el orden, Veles se ocupa de los elementos terrestres, creando la naturaleza salvaje, el inframundo y las fuerzas de la fertilidad.

En algunos relatos, Veles está asociado con los dragones conocidos como Zmey. En estos mitos, a menudo toma la forma de un dragón o colabora con ellos, simbolizando las fuerzas del caos, la tierra y el agua.

Estos dragones eran enemigos eternos de Perún, y su lucha contra estas criaturas se convierte en una extensión del conflicto entre ambos dioses.

Otro aspecto importante de Veles es su papel como protector de los muertos y el dios del inframundo. Se cree que guía las almas de los difuntos al mundo subterráneo, donde los cuida. Y en algunos relatos, también está vinculado a los antepasados y a los espíritus protectores del hogar, lo que subraya su conexión con los ciclos de la vida y la muerte, así como con la agricultura y la fertilidad.

En la tradición eslava, se creía que los juramentos se hacían ante Perún y Veles, y si se rompían, ambos dioses castigarían al infractor. En este caso, Veles a menudo sancionaba enviando enfermedades o malas cosechas a quienes rompían sus promesas, mientras que Perún los castigaba con tormentas o rayos.

Esto refuerza la importancia del equilibrio entre las fuerzas de ambos dioses, pero en el contexto de la vida cotidiana de los antiguos eslavos.

La apariencia de Veles solía variar de acuerdo al mito. En algunas leyendas se le imaginaba como un anciano sabio de largas barbas. En otros era un hombre con atributos animales, como pesuñas en lugar de pies y cuernos de ciervo. Pero su forma más temible y poderosa era la de un gran dragón, la cual se dice que adoptaba para enfrentarse a Perún.

Debido a sus múltiples facetas, Veles es poseedor de numerosas habilidades. Como señor del inframundo, tiene control sobre los muertos, siendo capaz de enviar espíritus desde el inframundo al mundo de los vivos, ya sea para ayudar o para castigar.

A su vez, tiene poder sobre la fertilidad y la naturaleza, garantizando abundantes cosechas y protección a los animales. Posee grandes poderes mágicos, pues se dice que es un poderoso hechicero con enorme sabiduría de los conocimientos ocultos.

Además, tiene la habilidad de la metamorfosis, siendo capaz de adoptar numerosas formas.