Baba Yagá es una de las figuras más enigmáticas y aterradoras de la mitología eslava. Representa el arquetipo de la bruja, pero también tiene características de una figura chamánica o incluso de una diosa antigua. Aunque en muchos cuentos actúa como una villana, capturando o devorando a los héroes, en otros puede ser una ayuda inesperada, actuando como una fuente de sabiduría o de ayuda para los valientes que logran impresionarla.
En muchos cuentos, Baba Yagá no actúa sola, sino que aparece cuando un héroe se pierde en el bosque o necesita algo para completar su búsqueda. Siendo este encuentro a menudo una prueba de carácter. Los héroes que se muestran respetuosos, que la tratan con cortesía o que cumplen tareas para ella, pueden salir victoriosos y recibir su ayuda, mientras que los que son arrogantes o desprecian sus advertencias generalmente encuentran un destino cruel.
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Baba Yagá también tiene un círculo de ayudantes. En algunos cuentos, se habla de sus hijas o de figuras que sirven bajo su mandato. En otros relatos, ella tiene control sobre fuerzas naturales, como los Vientos del Norte, Este, Sur y Oeste, que la obedecen.
Uno de los elementos más icónicos de Baba Yagá es su choza, que se sostiene sobre patas de gallina y puede moverse por el bosque a su antojo. Para entrar en la choza, las leyendas dicen que uno debe decir la frase correcta, algo como: "Choza, choza, gírate de espaldas al bosque y de cara a mí". La choza está rodeada por una cerca hecha de huesos humanos, con cráneos que brillan en la oscuridad, lo que añade un aura aún más siniestra a su presencia.
Baba Yagá aparece en muchas historias y cuentos populares dentro de la mitología eslava, en especial en los cuentos de hadas rusos.
“Vasilisa la Bella” es uno de los cuentos más famosos que involucran a Baba Yagá. Vasilisa es una joven que queda huérfana y vive con su malvada madrastra y hermanastras, quienes la envían a la casa de Baba Yagá en medio del bosque con la esperanza de que la bruja la devore. Cuando Vasilisa llega, Baba Yagá le impone una serie de tareas imposibles.
Sin embargo, gracias a la ayuda de una muñeca mágica que le dejó su madre, Vasilisa logra cumplir con todas las demandas de Baba Yagá. Al final, la bruja, impresionada por su diligencia, le permite regresar a casa y le da un cráneo con ojos brillantes. El cráneo termina consumiendo a su cruel familia con su fuego mágico y Vasilisa luego encuentra su felicidad al casarse con el zar.
En otro cuento, el héroe Iván Tsarévich se adentra en el bosque para completar una misión. Se encuentra con Baba Yagá, quien lo retiene y le impone una serie de tareas, como limpiar su choza o pastorear sus caballos mágicos. Iván recibe la ayuda de animales mágicos o seres sobrenaturales que lo protegen de las trampas de Baba Yagá, y finalmente logra escapar o vencer a la bruja.
El cuento del niño tonto, trata sobre un niño pequeño que termina en la casa de Baba Yagá. La bruja planea comérselo, pero el niño logra engañarla. Utiliza su astucia para evitar ser cocinado por ella, a menudo reemplazándose a sí mismo con un tronco o escapando cuando Baba Yagá está distraída.
En la historia del “halcón brillante”, una joven llamada María busca a su amado Finist, quien había sido transformado en un halcón mágico. En su viaje, se encuentra con Baba Yagá, quien le ayuda dándole objetos mágicos y consejos que le permitirán encontrar y rescatar a su amado. En este cuento, Baba Yagá actúa como una ayudante benevolente, pero María debe ganarse su favor mostrando respeto y astucia.
El mito del guerrero del fuego, narra que Baba Yagá ayuda a un joven guerrero a encontrar el fuego mágico que busca para derrotar a un enemigo. Aunque inicialmente es amenazante y lo somete a una serie de pruebas, el guerrero logra ganarse su ayuda, y Baba Yagá le entrega el fuego mágico que necesita.
En una última historia, Baba Yagá posee tres caballos mágicos, uno blanco, uno rojo y uno negro, que simbolizan el día, el atardecer y la noche. Los héroes deben robar estos caballos o recibir su ayuda para cumplir sus misiones. Esta historia también refleja la conexión de Baba Yagá con las fuerzas de la naturaleza y los ciclos del tiempo.
Ya solo me queda compartirles una pequeña historia que he preparado para ustedes: En los bosques de Rusia, una joven llamada Anya se perdió mientras buscaba leña para su aldea. De repente, ante sus ojos, apareció la famosa choza de Baba Yagá, la bruja que todos temían. La choza, sobre patas de gallina, giraba lentamente hasta que Anya, aterrada pero valiente, recitó la fórmula mágica que su abuela le había enseñado: "Choza, choza, gírate de espaldas al bosque y de cara a mí."
La choza se detuvo y Baba Yagá salió volando en su mortero, con su larga nariz apuntando hacia la joven. "¿Qué haces en mis tierras?", preguntó la bruja. Anya, con respeto, explicó que estaba perdida. Baba Yagá, frunciendo el ceño, le ofreció un trato: si completaba tres tareas imposibles, la dejaría ir, pero si fallaba, la devoraría. Anya, con la ayuda de animales del bosque que la respetaban por su amabilidad, cumplió cada una de las difíciles tareas: limpiar la choza, ordeñar una vaca invisible y separar semillas mezcladas.
Baba Yagá, impresionada por su astucia y bondad, la dejó ir en paz, pero no sin antes darle un amuleto mágico para proteger su camino de regreso a casa. Así, Anya volvió a su aldea sana y salva, más sabia y valiente que antes, con el amuleto de Baba Yagá siempre cerca.
En resumen, Baba Yagá aparece en una amplia gama de cuentos y mitos eslavos, actuando tanto como una antagonista temible como una guía que ofrece ayuda a quienes la merecen. Sus apariciones son siempre pruebas para los héroes, quienes deben enfrentar sus desafíos con inteligencia y coraje para salir victoriosos.
La imagen de Baba Yagá es tan icónica como inquietante: una mujer de aspecto desaliñado y con rasgos deformes, volando en un mortero gigante y usando una escoba para borrar su rastro.
Baba Yagá posee un vasto repertorio de poderes mágicos. Puede volar montada en su mortero gigante, impulsándose con su escoba, lo que refuerza su imagen como una bruja en la mitología eslava.
Es capaz de convocar tormentas, manipular el tiempo y el espacio, y lanzar maldiciones o bendiciones a su antojo. En algunas versiones de las leyendas, incluso tiene control sobre los vientos y es capaz de invocar los elementos de la naturaleza.